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domingo, 28 de septiembre de 2014

Powerful songs - The Sound of Silence


Después de estar una temporadita desaparecido - ya os lo comentaré en otra entrada ^^ - os traigo una entrada. Tengo el presentimiento de que esta va a ser  realmente corta y me disculpo antes de comenzarla.

Comencemos. Esta vez os traigo una canción. Es bastante conocida y estoy seguro de que o bien ya la conoceréis u os sonará la melodía - a días tristes, a días alegres, a pensamientos melancólicos y lejanos...


martes, 19 de agosto de 2014

Y la aguja sigue girando...

May I speak about you dead?
May I speak while your chest is still warm?
May we tell jokes about
what you will find?
 -Darkness, old gods, dreams or silence.


Me acerqué al cristal hasta rozarlo con el flequillo.

-Ves, está bien.- me susurró mi madre desde detrás. –Está durmiendo, ahora está tranquila, está mejor. –apoyó una mano en mi hombro y me acarició. La aparté con brusquedad y lo observé.

Era un baúl alargado con un brillo antiguo. La madera, marrón oscuro tenía numerosas vetas que la recorrían de arriba abajo, rodeando la cruz dorada a la altura del pecho. A cada lado había dos argollas, también doradas. Dos leones de aspecto fiero las sujetaban. Sin poder evitarlo, admiré el tallado y el pulido. Era un ataúd precioso. Y dentro estaba mi abuela.


viernes, 15 de agosto de 2014

Iniciativa Hogwarts – La elección del sombrero y mis compañeros de casa





Ante la expectación de los antiguos alumnos y la fascinación de los nuevos, el Sombrero de Tinta carraspeó. Fue un quejido seco que llegó a todos los rincones del Gran Comedor, antes de añadir:

-Sí, sí… justo ahí…

El Sombrero de Tinta carraspeó de nuevo (al menos espero que se tratase de un carraspeo) y bramó:

-¡Gryffindor!

La casa elegida se levantó y vitoreó a la joven alumna. De cabellos negros - ¿se llamaba Carmen o Cristina? -, entregó el sombrero al profesor a cargo de Slytherin y se destaponó los oídos antes de sentarse entre dos chicas mayores que le hicieron un hueco.

-¿Naif?- preguntó el profesor y los aplausos se enmudecieron. A pesar de haber hablado en voz baja se le había oído perfectamente.

Miriam, Raúl y Carol se giraron hacia mí y me dejaron sitio. Sus caras eran una mezcla de alegría porque no fueran ellos los elegidos, asombro por mi persona los que no habían tenido el honor de hablar conmigo y nerviosismo general, a lo que se sumaba uñas y labios mordisqueados.


viernes, 1 de agosto de 2014

Premio Dardos

Woolis y buenas tardes de nuevo!

Como podéis ver me he dejado muchas cosas pendientes. Me encantaría poder aseguraros que no va a volver a pasar, pero prefiero ser sincero y reconocer que ocurrirá de nuevo. Muchas. Más. Veces.    ;(
Pero no hay tiempo para lamentarse, solo para celebrar cosas alegres y para sonreír, seguir sonriendo día tras día.





Muchísimas gracias Miriam por nominarme a este fantástico Premio ^^. Gracias, gracias, gracias, gracias, gracias, gracias... y perdóname por no haber subido esta entrada antes.

De acuerdo, por lo que he entendido hay que completar los siguientes tres puntos:

1. Incluir la imagen del Premio  .................. hecho
2. Mencionar y enlazar al blog que te ha nominado  .............. un segundo............ hecho
3. Nombrar y enlazar a 15 blogs que creas que merecen ser nominados también a este premio  ..........¡Aaaahhhhhhh! ¡Qué miedo! Desgraciadamente creo que no conozco a otros quince blogs  :(  :(

De modo que nominaré a los blogs que me han despertado sonrisas en este último año:

Si sonríes... todo va mejor
Recuerdos de tinta
Escritor Sentimientos
Espejismos del pasado
Reloj de Arena
No cuentes los días, haz que los días cuenten
La lectura es para valientes
Leyendo las líneas del silencio








Iniciativa Hogwarts

Woolis y buenas tardes a todos!

Después de subir la entada de esta mañana estuve leyendo las últimas entradas de algunos blogs, entre ellos Leer es de valientes, con el que me enteré de este mismo proyecto.


Consiste en una forma divertida de conocer nuevos blogs y obtener más seguidores, junto con el desarrollo de pequeños juegos que me parecen fascinantes. Si os parece interesante, visitad Las quimeras de tinta - oh, dioses, me he enamorado del nombre - haciendo clic en la imagen superior. Espero que os guste.

Nos vemos ^^


Naif.

Recuerdo de un sueño: SG - Two Weapons (Extracto) (??/03/14)

Woolis y buenos días,
ha pasado muchísimo tiempo desde que subí mi última entrada. No era lo que había planificado. Pensaba que subiría al menos una por semana, pero la piscina me llama con gemidos melancólicos (cough, malpensados, cough, cough) y siempre hay alguien con quien salir. Perdonadme por rendirme a mis instintos básicos de socializar.

Hoy voy a subir un trozo de un sueño con la innovación de que está en inglés - hey, alegra esa cara y deja de gruñir, que es verano - y apreciaría cualquier comentario positivo. Responderé a cualquier comentario que me pongáis, os lo aseguro. Tan solo os pido que sea positivo o crítico, que deslicéis el modo ofensivo al extremo off y que seáis vosotros mismos en todo momento.

¡Disfrutad! Para aquellos que ya estén copiando y pegando en Google Translation, no se lo recomiendo para nada. Intentad leer en inglés y si tenéis alguna duda en alguna palabra probad wordreference.com, que conmigo hace milagros (solo palabras, no expresiones).    

Mark was laying on his bed with nothing but his shorts on. His heart was beating so fast he couldn’t count its beats and he felt ill.

That morning he had killed a young boy. He hadn’t told anyone but Miriam, and her response hadn’t been what he was expecting. Of course, in that game nothing was as they expected. There was always a final twist.

-Well done- she had said watching the small body black haired near the river.

In his memories, she took a knife out from her bag and stabbed the corpse through the eyelid, before removing the stained blade with a gross sound.

-Just checking he stays dead, not like the girl I tracked and supposedly killed yesterday.

-Was it after or before Di Angelo’s went missing?

-Before– was her response –You might not like it, but now we have one less opponent. Do you know his second weapon?

Mark nodded, before picking up a golden ring from the ground.

-It has a tiny mechanism. When the finger that wears it closes, it shoots a small and sharp spike that has to be poisonous.

-Which one did he try to kill you with?- she asked inquisitive.

Mark lowered the head and admitted:

-I’m not sure if he was trying to kill me.

Miriam breathed heavily and waited, but the response didn’t come until they were in the shelter, sharing a bed together.


It had happened when Mark went to the river to fetch water.

-I didn’t realise that someone was watching me until I finished. When I turned around I spotted a small boy with a childish face looking at me and trying to hide behind a tree.

The boy stretched his legs and came walking towards Mark.

-I told him to stop, but he just kept repeating that he meant no harm. It was then when he suddenly brought a hand to his pocket and tried to take out something.

But Mark didn’t lose time. He kicked him in the chest and threw him against a tree and before he knew what he was doing, he was holding a smashed head against a bloody trunk. It was later, after washing his hands, when he remembered to make the deep lethal cuts in his thighs, draining the blood in the current.

-Sometimes you can’t be sure if they are planning to kill you or to become your ally. Maybe his intentions weren’t to kill you, but that sudden movement was still strange; you followed your instinct and you kept your life. And I’m grateful for that.

In the bed, Miriam hugged Mark tightly. She loved him with passion although she didn’t know him well enough.

Mark put an ear in Miriam’s neck and listened her blood rushing. Somehow it calmed him down. Still, he didn’t feel prepared to tell her about his failure.

After finishing the young boy, Mark had searched his pockets and found a dagger and a ring, and in the other, inside the pocket the boy was reaching, a white scarf with blue dots, the same Di Angelo insisted in wearing every night.

And what had Di Angelo’s said when he first asked him about it? “My son wears one like this on this game. I hope I will find him.” Only he would not.

Di Angelo’s had gone as support for Miriam and Ana, and while Miriam was tracking the girl, he had disappeared.

-Do you have any news about Di Angelo?- Mark asked again, his fingers moving slowly over her skin.

-No- she lied –I hope he is okay.

But the truth was that after tracking and wounding that other girl she came back to Di Angelo and convinced him to help her carrying a second and bigger body of a supposedly companion they didn’t know the girl had.

In some sort of cruel way she wasn’t lying because as he approached to the false body she hit him unconscious into the hole, before covering the body with dirt. Finally she buried on the top one of Di Angelo’s mines and hided the spot with some leaves.


-I hope he is okay- she repeated hugging Mark tighter.

miércoles, 9 de julio de 2014

Soñando despiertos: descubriendo portales a la imaginación

Woolis y buenas tardes a todos,
después de leer una entrada de Ana, una amiga (dirección a su entrada), he decidido seguir su consejo y dedicar al menos una entrada a los libros.


Llevo leyendo prácticamente toda mi vida. Recuerdo que al principio no lo hacía con entusiasmo, lo veía como unos deberes más, algo que se sumaba a las multiplicaciones y divisiones del colegio y que restaba tiempo de jugar y divertirse, que quitaba tiempo de soñar.

Entonces no lo veía como un instrumento para imaginarme otros mundos distintos a los que vivía de niño. No recuerdo cuando se produjo el cambio, pero terminó por ocurrir. Recuerdo en cortas secuencias que tenía compañeros no tan interesados en la lectura o que directamente no leían mientras pudieran evitarlo.

¿Qué era la vida entonces? ¿Qué era lo que nos mantenía vivos y creativos y cuál era la clave para olvidar los problemas? Porque no importaba cuántas veces nos cayésemos, cuántas nos rindiésemos ante un obstáculo, siempre terminábamos por intentarlo de nuevo, por levantarnos, por aprender a sortearlo.

¿Cuántas veces viajamos a mundos que no existieron nunca en nuestras infancias? ¿Lo recordáis? Yo recuerdo haber sido pirata, ladrón, acróbata, agente secreto… aunque este último no estoy seguro de dónde salió. Dos árboles de un parque cercano hicieron de mástiles y, algunos años más tarde, de portería. Los columpios solían ser obstáculos, troncos que colgaban a pocos metros de aguas infestadas de cocodrilos, o trampas que debíamos esquivar… Era genial. Lo recuerdo en una mezcla de fascinación y alegría, ¿y vosotros? ¿Qué soñabais despiertos? ¿Qué imaginabais? ¿Qué llegabais a ver?


Y por fin crecimos. Y dejamos de lado el aprendizaje con juegos y nos sumergimos en el horror de los estudios, que ahogaban nuestros deseos de libertad. Para algunos, fueron los libros los que nos aliviaron esa presión, para otros la música, para otros el dibujo, o las matemáticas, o la escritura, o la historia, o varios al mismo tiempo… En mi opinión, creo que di una vuelta demasiado larga para terminar con la lectura y la escritura a tiempo parcial.

Hace unos párrafos comenté que no sabía con certeza cuando se produjo el cambio entre leer por obligación y leer por gusto, y es cierto, pero puedo suponerlo. Por aquel entonces leía todos los libros de la serie de vapor que se pusieran a mi alcance, hasta que vinieron nuestros tíos y mi prima a visitarnos. Ella trajo consigo Harry Potter, y de alguna manera me convenció y para cuando se fue yo ya tenía mi propio libro. No creo que fuera muy difícil porque ya entonces me apasionaban la magia y las criaturas mitológicas.

Pero fue la incorporación de esta saga al cine lo que me ayudó a poder leerlo y soñarlo al mismo tiempo. Las palabras dejaron de formar complicadas frases y compusieron una historia que podía ver y desarrollar sin tener que cerrar los ojos. Tuve que cambiar a algunos personajes, o bien porque la primera vez decidí saltarme todas las descripciones  largas o bien porque no les había tenido en cuenta, o porque prefería el aspecto que les habían dado con efectos especiales- horror :0 -. Los diminutivos que me había inventado de los nombres impronunciables dejaron de tener sentido en el interior de mi cabeza cuando escuché la correcta pronunciación de ellos.


Por cierto, ¿alguien que haya leído el cuarto libro de Harry Potter me puede recordar cómo se llaman esos insectos o lagartos o bichos que tienen dos cabezas, una delante y una detrás – oh, pleno, no me digas -, una que era venenosa y la otra no? Creo que las presentó Hagrid en la asignatura que impartía en los lindes del Bosque Prohibido. Es que siempre se me olvida ;(

 ¡Gracias!



lunes, 30 de junio de 2014

Recuerdo de un sueño: ] T [ (1 - Un buen comienzo) (??.03.14)

Woolis, y buenas tardes a todos,
por fin he terminado los exámenes y creo que voy a sacar todo con buenas notas. Hay una asignatura que está ahí ahí, medio dudando, pero seguro que la sacaré.

Bueno, y ahora a dedicarme a escribir, a practicar algún deporte antes de que me quede como Anacleto - porque, ¿quién no ha tenido nunca a Anacleto en las clases de Ciencias Naturales? -, a estudiar idiomas y a pasar momentos esperados y posiblemente muy divertidos con los amigos.


Aquí debajo os dejo una historia de aventuras que soñé el pasado mes de marzo. El titulo original no era una T entre dos corchetes, como posiblemente hayáis podido imaginar. En realidad la iba a llamar Aventura en Soledad, pero me parecía un título muy soso. De todos modos lo dejo a decisión vuestra.




-¿Estás seguro de que era aquí?- me preguntó Luke. Aunque estaba de espaldas podía sentir su sonrisa burlona en la nuca.

-Completamente.- contesté rechinando los dientes y apretando el musgo, si se podía, con más fuerza -¿Acaso no me crees?

-Por supuesto que te creo, pero permíteme dudar. Apenas hay noches en las que no nos cuentes tus proezas, tu valentía, el horror de perder a tus compañeros y la maldad con la que los antepasados armaron sus templos.- se dirigió a los otros -Y fíjate qué casualidad que, cuando por fin llegamos a la entrada de un templo, de uno en el que ya ha estado antes y en el que no correremos muchos peligros… coño, no encuentra la entrada.

-Esa lengua, Luke.

-Esta lengua es mía, y yo haré lo que quiera con ella.- se giró y observó los verdes prados situados a lo lejos, con el río Plata serpenteando entre ellos, mientras se ruborizaba. Sólo los dioses sabían en qué muchacha estaba pensando.

-Maldita sea.- murmuré mientras palpaba con fuerza el musgo. Con cada apretón los fluidos que había absorbido de las rocas se derramaban por su superficie, hasta un chico delgado que se afanaba por recogerlos en vasijas.

-¿No lo encuentras? ¿Puedes volver a apretar esa zona?- preguntó Mik en voz baja.

-Aún no. Creo que me he equivocado de roca, aunque juraría que era aquí… hay algo de lo que me estoy olvidando…- agarré la vasija que me ofrecía Mik y apreté el borde contra el musgo. Inmediatamente los fluidos verdosos brotaron de su interior y la llenaron.

A ver, habíamos recorrido el río Plata hasta la cascada con el saliente Hocico de Lobo, donde tomábamos el nacimiento del río a nuestra izquierda y atravesábamos el bosque hasta encontrar la Escalera del Acantilado, que consistía en una serie de orificios practicados en la roca. Una vez habíamos subido todo el material bajábamos por la ladera verde situada al otro lado hasta las Tumbas Grises y en una de ellas estaba la entrada al templo.

-Y con las Tumbas Grises se referían a estas rocas cubiertas de musgo gris.- recordé, y entonces caí en la cuenta.

-¡Ya lo tengo!- grité sobresaltando a todo el mundo.

-¿Qué pasa, recuerdas dónde está la entrada?- preguntó Luke.

-Sí- me reí aliviado -, en realidad estaba fallando en una cosa muy tonta. Veréis, cuando vine por primera vez conté las tumbas que íbamos dejando atrás y…

-Y dejaste atrás trece, como nosotros hemos hecho ahora, que no es el número maldito porque este sería el decimocuarto montículo.- añadió un joven rubio y de piel tostada llamado Dan.

-Sí, pero cuando vine la primera vez no subimos por la Escalera, sino que la bajamos.
Mik fue el primero en entenderlo.

-Claro, la primera vez subisteis hacia las tumbas, no bajasteis la ladera hasta ellos.-Así que la entrada al templo… contempló pensativo los montículos.

-¡El último que llegue se queda con cien monedas menos!- gritó Luke saliendo disparado para abajo, seguido de Charles, Dan, Tain, Sahr y los dos cazadores.

Solo quedamos Mik y yo.

-Vaya panda de inútiles. Obsérvales con atención Mik, de todos ellos los únicos que podrían llevar esta vida serían los dos cazadores de nombres impronunciables- de los que no me fío -y Dan.

-¿Dan? ¿El campesino Dan? ¿Por qué él y no Sahr?

-Sahr puede quedarse en su cómodo sillón rodeado de alfombras y vendiendo telas y cachivaches raros. ¿Por qué iba a pasar frío y temer por su vida en las estepas de los lobos cuándo puede tumbarse junto a su fuego y pagar a un bardo para que le cante hazañas?

-Entiendo. Dan es un campesino, y conoce el hambre, el miedo y el frío. Sabe que la vida no es justa.

-Exacto. Sahr es, por el contrario, una persona de buen vivir. Nació, creció, comió y siguió comiendo. Hay muchos en los campos que no pueden decir eso, y tú lo sabes mejor que nadie.- se escucharon unos gritos de júbilo –Parece que han encontrado la entrada. Vayamos con ellos.



La entrada al templo estaba debajo de una de las piedras de la ladera. No era ni la más grande ni la más pequeña y como muchas otras, tenía un hueco en la parte baja de su superficie y estaba recubierta de musgo.

En cuanto los muchachos de la expedición llegaron, apretaron cada milímetro de su superficie hasta que cedió el fondo del hueco, permitiendo ver un túnel angosto que desaparecía en la oscuridad.

-Perfecto, veo que ya lo habéis abierto. Esta vez entraré yo primero para asegurarme de que todo sigue en orden tal y como lo dejé.- me acerqué al hueco, pero Dan me impidió pasar.

-Esperad,- dijo frunciendo el ceño -¿y si fuera una trampa? ¿Y si entrase y nos esperase dentro con alguna trampa preparada para matarnos en cuanto bajemos?

Sonreí para mis adentros. Como pensaba, Dan no era tonto.

-Entonces, ¿qué propones, Dan?- le pregunté. -¿Qué baje otro antes? Puede bajar Mik.

-No, Mik es tu esclavo. Puede que haya estado trabajando para ti todo este tiempo.- todos, a excepción de los dos cazadores, aferraron sus bastones con fuerza –O puede que no sea nada y solo me esté imaginando cosas. De todos modos solo son suposiciones.

Sahr se aproximó a la entrada.

-No es demasiado estrecha, puedo entrar a gatas.- dejó la mochila de cuero en el suelo y entró de cabeza sujetando el bastón con fuerza. 

-Yo si fuera tú me daría la vuelta.- le dije –Hay un escalón al final. Solo falta que tropieces, te rompas el cuello y que tu torpeza sea mi condena.

Sahr me miró con odio unos instantes, antes de hacerme caso.

-¡Ya estoy!- avisó cuando hubo bajado. –Las paredes están llenas de telarañas, y el suelo de barro, pero no parece que haya nada… Hay algunos agujeros en el techo pero entra corriente y parecen respiraderos. Y hay unas lianas hacia el final del túnel.

-Ni se te ocurra tocarlas. Si lo haces, algunas trampillas del suelo se abrirán como nos pasó la última vez.- le avisé. -Nos caeríamos a una fosa de lodo sin fondo y moriríamos ahogados.

El siguiente en bajar fue uno de los cazadores, después Tain y Charles seguidos de Mik y de mí y por último Dan. Antes de que bajara el otro cazador, le pedí que se quedara vigilando.

-Esta es la única entrada al templo. Alguien debería quedarse vigilando para que no se acerquen las bestias y avisar si se acercan otros exploradores… si eso ocurriera solo tienes que graznar dos veces como un grajo.

-Eso es pan comido. Cuídate, hermanito.- le dijo al otro cazador y le observamos extrañados.

-¿No nos habíais dicho que no eráis familia? ¿Qué…?- preguntó Sahr al cazador que se quedó con nosotros, cuando de pronto este sacó un cuchillo y le apuñaló en el cuello. Dejándolo dentro corrió hacia las lianas.

-Cierra la compuerta.- le gritó mientras corría.

Mik y yo nos agachamos junto a Sahr y apretamos sobre la herida del cuello. Al girarme y ver lo que se proponía hacer les grité a los que quedaban:

-¡Al suelo!- al mismo tiempo que se cerraba estruendosamente la compuerta. Rechinando los dientes les volvía gritar -¡Al suelo!

En ese momento llegó el cazador a las lianas, y las sacudió con fuerza. Se oyó un crujido y el suelo tembló, pero no pasó nada.

-¿Qué…?- empezó a decir el cazador, cuando de pronto salió despedido con la espalda doblada en un ángulo extraño y chocó contra una de las paredes. Del hueco de las lianas sobresalía la punta redondeada de un tronco, que se balanceaba con lentitud.

Dan fue el primero en recuperar el aliento.

-No había ningún foso.- me miró a los ojos -Perdona por lo de antes, solo pensé...

-No te disculpes, lo has hecho bien, podía haber sido ese el caso si os hubieran conducido aquí esos dos cazadores en vez de mí.- le respondí rápidamente -Y sí lo hay, pero no lo activan las lianas. Las lianas activan ese tronco de ahí.

-Ya lo he visto, ya. ¿Y ahora qué? Este pasillo no tiene salida, solo lleva a esas lianas.

-¿Tú crees?- avancé con paso decidido hasta el tronco y lo aparté con dificultad. Intenté levantar algunas de las piedras del suelo y conseguí mover una. Debajo había un hueco con una cuerda agarrada a la pared.

Se arrodillaron alrededor.

-Esto conduce a una sala con excavada en la roca, con una rueda dentada en el centro, que sirve para subir el tronco a la posición de ataque. Se sujeta con un bastón de cristal azul que se suelta solo cuando alguien mueve las lianas. Necesito que bajéis dos o tres y le deis dos vueltas a la rueda. Después bloqueadla con el bastón de cristal. Es muy importante que sea con el bastón de cristal.

-¿Está maldito?

-No, en este templo no encontraréis materiales que estén malditos, o al menos no había ninguno cuando vine hace tres meses a revisar que todo estuviese en orden. No, es porque aunque es de cristal es mucho más duro que cualquiera de nuestros puñales, y no vale absolutamente nada, no os darían por él ni media moneda de plata.

Al terminar bajamos los cuerpos del cazador y de Sahr y los tumbamos en el suelo.

-Es muy importante que el otro cazador crea que su hermano también se cayó en el pozo. Quizás intente ver dónde ha caído e intentar sacarle tirando con fuerza de las lianas, ¿entendéis?

-Claro que sí, no somos tan tontos.- me replicó Tain. –Y ahora activa la trampa del foso.

-Solo era por si acaso.- me excusé mientras trepaba fuera.

Al salir le hice una seña a Mik y corrimos como locos a la pared contraria, saltando al mismo tiempo a los respiraderos del techo y empujando las losas para arriba.

De pronto el suelo cedió y, sin darnos tiempo a gritar, volvió a su posición original.




Bien, veamos, aquí se acaba la primera parte. Comentad que os ha parecido si es que os ha parecido algo, y gracias por seguir leyendo y comentando. Un abrazo y hasta luego.



jueves, 26 de junio de 2014

La vuelta al blog y y el regreso de Blank (Prólogo)

Woolis, y buenas tardes a todos,
la versión muy resumida es que he decidido empezar a subir material compuesto o basados en sueños.

En una semana o algo menos termino con el curso y con algo de suerte, y si los dioses aceptan mis donaciones a sus respectivos altares, podría disfrutar de un verano sin vistas a exámenes en septiembre. Espero que para finales de la semana que viene ya tenga desarrollados y repasados algunos sueños e ideas de los últimos meses.

Para empezar he decidido subir Blank, que ya os sonará a algunos porque lo redacté y lo subí a finales del verano pasado, aunque lo quité al remodelar el blog. La idea original no me gusta mucho, pero creo que conseguiré inspirarme de nuevo.

Agradecería cualquier ayuda posible en ese campo, cualquier detalle, de verdad. Si os gusta cómo se desarrolla la trama, si no, qué os gustaría que añadiese, qué le falta a los personajes. Mis diálogos dejan bastante que desear,  qué mejoraríais, qué les hace más humanos y qué frases nunca dirían en sus sano juicio de haber existido. 

Y si estáis dudando entre escribir un comentario o no, hacedlo (o por lo menos proponeos hacerlo). Cuando veo que tengo un comentario nuevo mi corazón da pequeños saltitos de alegría bajo el pecho y lo leo con ansiedad, temiendo que de pronto desaparezca. 


Por último, sobre Blank, explicaré algo mejor de qué trata cuando tenga la siguiente parte. Os dejo justo debajo el prólogo:




Blank

Cuando Alex abrió los ojos se dio cuenta de que estaba en una habitación cuadrada, de paredes blancas. Apenas tenía adornos. Una lámpara de luz blanca estaba incrustada en el techo, un par de espejos rectangulares en una de las paredes, y en el suelo estaba extendida una moqueta blanca. Lo único de distinto color era la puerta, enfrente de él, de color marrón oscuro. Tenía numerosos cerrojos y varias cerraduras, y le recordaba a una caja fuerte.

La única luz provenía de la lámpara del techo, aunque las paredes parecían irradiar su propia luz. En la derecha, junto a los espejos, había un armario del que no quedaban las puertas. Los desgastados goznes colgaban, con matices naranjas de óxido. Estaba vacío. No quedaban ni las perchas.

Al ponerse de pie, Alex se dio cuenta de que estaba semidesnudo, solo llevaba unos calzoncillos a juego con las paredes.

No tiene ventanas
- pensó de pronto. Sin embargo sentía cierta brisa sobre sus piernas. Se dio la vuelta y la brisa cesó. Sobre la moqueta había una gota de sangre fresca.

¿Dónde estoy? ¿Qué ha pasado aquí?
- pensó asustado.

-Estás en casa.- dijo una voz detrás, y se dio la vuelta para encontrarse con la habitación vacía.

-¿Quién lo ha dicho?- gritó.

-Yo.- oyó susurrar a sus espaldas, y notó el aire frío sobre su nuca.

Se giró de golpe. A sus espaldas había una mujer con un camisón a rayas. Tenía el pelo negro, y bajo los ojos marrones tenía dos manchas azuladas. Sus manos, húmedas, colgaban a ambos lados.

Sus ojos parecían mirarle, pero no estaban vivos. Uno de los ojos pareció encogerse por arriba y por el minúsculo hueco salió una hormiga empapada en un líquido azulado. La mujer la sujetó firmemente entre el índice y el pulgar y la lanzó al suelo. Al chocar estalló en una gota roja de sangre.

-¿Quién eres?- murmuró sin voz.

-¿Yo?- preguntó sin mover los labios mientras sonreía. Escuchaba su voz en el interior de su cabeza. De pronto, observándola, la reconoció –Era tu madre.- respondió. Tenía un tono entre divertido y triste.

-¿Mamá? ¿Qué te ha pasado? ¿Esto es un sueño?- pero no estaba convencido. Era demasiado horripilante para ser un sueño.

Su madre sonrió con dulzura y puso ambas manos en su tripa. De pronto, apareció una mancha roja que se extendió. Entre sus manos sobresalió de su tripa la punta ensangrentada de algo, tapado por el camisón.

-No hiciste nada por salvarme.- dijo sin hablar. Una lágrima de sangre le resbaló hasta rozar la barbilla –Oh, Alex. ¿Por qué no me salvaste? Eras el único que podías.- la punta se hundió en su tripa, y la sangre se volvió más oscura.

-¡¿Por qué no hiciste nada?!- sus ojos muertos se clavaron en los de Alex, quien lloraba en silencio -¿Por qué?

La punta volvió a empujar el camisón, esta vez más insistentemente. El camisón cedió y Alex perdió el control sobre sí mismo al ver lo que empujaba.

-¡No!- gritó entre alaridos de terror. Sus ojos no dejaban de moverse intentando apartar la vista, pero eso captaba su atención como un imán.

-¡No!- volvió a gritar, y corrió hacia la puerta.

Se le engancharon un par de dedos del pie con un doblez y puso las manos hacia el suelo para parar la caída. Pero estaba demasiado cerca de la puerta, y su cara se estampó con un sonido sordo sin poder hacer nada.

Se levantó inmediatamente, entre alaridos. Su nariz y sus labios se habían reducido a pulpa, pero él no sentía el dolor. Su cuerpo solo tenía sitio para el terror.

Le temblaban las manos, pero no podía quedarse allí. No quería ni pensar en lo que pasaría si se quedaba allí.

-Oh, pero sí lo sabes.- dijo con voz cantarina una voz en su cabeza. Era la voz de su madre. –Si te quedas…- la voz bajó hasta tonos graves -morirás.

Alex agarró con todas sus fuerzas un cerrojo, pero descubrió que además tenía un candado. Algunos de los cerrojos habían desaparecido, y en su lugar había cadenas, pero Alex ni se fijó en este cambio.

Gimoteando de miedo agarró un cerrojo minúsculo, parecido a aquellos de los baños públicos. Con descorrerlo no conseguiría abrir la puerta, pero se convenció a sí mismo de que marcaría una diferencia.

-No vas a conseguir nada con eso. No vas a alejarte lo suficiente.- la voz se rio y Alex se tapó los oídos con las manos, intentando acallarla.

Algo le rozó el tobillo y Alex lo pisó contra el suelo. Pero no bastaba, y se le escurrió bajo su pie descalzo. Era un ser alargado, semejante a una lombriz blanca, pero del tamaño de uno de sus brazos. Estaba cubierta de una sustancia gelatinosa y transparente, y palpitaba, lleno de vida.

Alex lo volvió a pisar, dando alaridos de terror, pero era demasiado grande; así que lo pateó y le saltó encima, aplastándolo. Eso acalló la voz, y Alex se aferró con ambas manos al cerrojo.

De pronto se descorrió del todo, y su madre gritó con todas sus fuerzas. Alex la miró mientras las últimas lágrimas corrían por sus mejillas, boqueando con fuerza. Su madre no tenía lengua. En su lugar, una larva blanquecina vibraba. De pronto le salieron dos alas redondeadas, alas de mosca, y salió de la boca de su madre, y voló hacia Alex. La parte delantera se desgarró y Alex pudo distinguir tres filas de dientecillos minúsculos y una lengua negra.


La larva rugió y embistió contra los restos de su nariz.






No seáis tímidos al comentar, que no muerdo ;P .

martes, 10 de junio de 2014

Humanoid // (Lena)

Han cambiado demasiadas cosas para que todo vuelva a ser como antes. Continuamente noto las miradas de los demás clavadas en mí. ¿Alguna vez dejarán de mirarme de esta forma? ¿Alguna vez dejaré de leer la tristeza, desesperación, miedo, repugnancia y odio en sus miradas? Quiero creer que sí, pero creo que no será así.

Hace un par de días – antes de que esta pesadilla cobrase forma – podía observarles por las calles, esas figuras tambaleantes que recordaban a obras modernas que hubiesen cobrado vida y se hubiesen bajado de sus pedestales, y que una vez llegaron al suelo se sorprendieron de que las personas a las que les gustaban cuando estaban en lo alto, fijas y en silencio, ahora las rechazaban.

Quieren flores. Una flor es muy bella cuando está pintada en un cuadro o cuando se mantiene inmóvil en su misma pose tras una vitrina, pero cuando habla, cuando trasmite sus sentimientos, cuando expresa sus emociones y sus deseos deja de parecerles bonita. Creen amar a las flores de sus interminables praderas verdes, pero cuando estas se levantan y aceptan su amor se ven envueltos en nuestra pesadilla y nos rechazan.

Me he vuelto a ir del tema. Últimamente me pasa mucho, pero cuando se lo comenté a Paula me dijo que me pasa siempre, que me habré fijado y que por eso lo noto más ahora.
Sigo sin reconocer a quien posa detrás del espejo. Esa no soy yo, desde luego que no. Puede que se mueva cuando se lo pida, pero algún día me sorprenderá con un gesto nuevo y sabré que todo era una broma. Sí, todo esto es una puta broma. Tiene que serlo.



¿Habéis oído hablar de las Grey Lens? Al parecer se le ocurrió la idea a algún idiota informático y su funcionamiento es muy sencillo: te pones unas lentillas transparentes con las que ves igual que si no las tuvieras, aunque también he oído que las tienen graduadas, y cuando tienes un día triste, puedes activarlas desde un móvil para ver el mundo de color gris, desprovisto de vida. Es brillante. En el foro de la página web todo eran comentarios de sorpresa y de entusiasmo, pero ahora ha comenzado allí la primera guerra mundial virtual a raíz de un comentario de un anónimo que decía ‘No necesito unas lentillas para comprender el significado de la tristeza y la desesperación, los humanoides lo vivimos cada día’. A pesar de que la sección policial de Last Future News no deja de asegurar que conocen al individuo humanoide que publicó el comentario y que están tomando medidas no creo que lo sea, ya que no todo en las últimas semanas ha sido desesperación y tristeza: darme cuenta de que sigo disfrutando de los pequeños momentos de lectura y de seguir los semitonos con los dedos me ha llenado de felicidad.

lunes, 28 de abril de 2014

Desesperanza



La vida es un ciclo.
No importa cuánto tiempo pase antes de que nos demos cuenta, la vida siempre dará vueltas sobre sí misma, una tuerca torcida sobre un tornillo, apretando hasta reventar.

No recuerdo los detalles de la discusión – son pinceladas que flotan en la niebla –, pero sí los portazos. Cada uno marca el final de algo. Con el primero doy a entender que me han molestado sus palabras y huyo de su presencia. Con el segundo casi reviento el maletero del coche, no quiero verle nunca más.

Llego a casa y lanzo las mochilas sobre la cama, pero no es suficiente. La furia interna se mezcla con el odio, y la desesperanza llama a la puerta. Estaba seguro de que nunca volvería a pensar en ello, pero vuelvo a lamentar no estar muerto. Si hubiera muerto en alguna de esas noches lluviosas no habría experimentado este nuevo dolor… aunque tampoco habría sentido vuestras sonrisas en mi rostro… no importa. Se me ocurre una idea y antes de cambiar de opinión la pongo en práctica:

-Lo siento, necesito tomar el aire.- digo con voz ronca y entrecortada. No la finjo, mi voz es así, con un tono algo infantil.

Cierro la puerta sin dar un portazo y me encamino a las escaleras. Las subo, al principio corriendo, hasta tropezar en uno de los descansillos y estamparme contra la pared. No distingo el número en la oscuridad, pero no enciendo la luz, y subo el resto de los escalones hasta que ya no hay más.

Es el piso trece. La puerta que da al tejado está cerrada y me conformo con la ventana del descansillo. Al abrirla, el viento me chilla en la cara la estupidez de lo que estoy haciendo, pero no le escucho. Me aúpo y sentado en el alféizar contemplo las calles iluminadas, las estrellas que no ocultan las nubes y el suelo.

Nada parece real. Veo pasar un coche por la calle y estiro el brazo como si fuera a cogerlo, está a pocos centímetros de mis dedos, un poco más y podría tocarlo, acariciar el cristal… pasa de largo. Lo sigo con la mirada hasta donde habíamos aparcado, y con alegría me doy cuenta de que ya no está. Se ha ido.

Estoy en el borde del alféizar, y siento miedo. Las manos me tiemblan incontroladas y sé que tanto si quiero como si no, el próximo movimiento brusco será el último. A escasos metros de mí se enciende la luz de una terraza y sale una mujer. Se dirige al fondo de la terraza, solo con girar la cabeza podría verme y gritar auxilio, pero no lo hace. Murmura algo entre dientes, pero no lo alcanzo a entender, y tampoco me apetece preguntárselo. Agarra una fregona y un cubo y vuelve al interior, sin llegar a verme. O quizás me vio y no quiso entrometerse. No lo recuerdo. No me importa.

Vuelvo a contemplar las estrellas. Hay una de ellas que me importa mucho, aunque no esté ahí arriba con los demás, ni pueda verla en este momento. Sí, hay una de ellas que, lejos de mí, puede estar contemplando las nubes que la rodean, sintiéndose sola del mismo modo que yo ahora, aunque también podría estar con una sonrisa pintada y hueca, como otra de las muñecas que caminan sin cuerdas.

Dejo de pensar en ella, pero pronto me encuentro pensando en ella de nuevo. Vuelvo a pensar en todas las promesas que me hice y que no cumplí. Pienso en todas las personas a las que amé y en quienes confié y en quienes una y otra vez, a cada vuelta del ciclo me abandonaron.

Y entonces me encuentro bajando del alféizar al descansillo, sentándome en las escaleras y llorando. La cercanía de la muerte no me inspira tristeza aunque sí cierto temor al olvido. Lloro por la emoción y la tensión del momento, el cuerpo necesitaba una vía de escape y al final ha sido esta.
Continúo llorando en silencio, y me doy cuenta de que he tomado una decisión. La tomé en el momento en que levanté las piernas y volví a la seguridad del edificio, pero es ahora, al derramar las lágrimas, cuando lo comprendo.

Hay una estrellita lejana que confía en mí y no puedo abandonarla por ahora. Seguiré a su lado tanto como ella pueda, en la lejanía, en los sueños, pero llegado el momento de separarnos ni la culparé a ella ni me culparé a mí. Y seguiremos caminando hasta que el cronómetro llegue a cero.

Mientras sienta su sonrisa en mis labios, junto con aquellas de quienes me rodean, seré feliz.








Cualquier parecido con la realidad es mera casualidad, aunque la inspiración no ha surgido de la nada. Nunca lo hace.

martes, 15 de abril de 2014

Recuerdo de un sueño: Mi infierno particular. (15.04.14)



En un principio estoy en la oscuridad. Puedo oír una respiración acompasada, pero no me asusto porque sé que es la mía. Y aunque no lo fuera, y hubiera otro ahí conmigo, no siento miedo. Si tan solo no cerrase los ojos…

Pero los cierro, y al abrirlos estoy en otro lugar.

No estoy en ningún sitio que haya visitado antes, pero me resulta familiar. El suelo está hecho de rosas rojas y resulta blando y húmedo al tacto. Estoy descalzo a medida que ando sin dirección fija me humedezco los pies. Inicialmente limpios, ahora están manchados de sangre. Cuando miro atrás veo un rastro blanco: las rosas solo son rojas porque están pintadas de sangre.

Sigo caminando y me pincho con los tallos de las rosas, y mi sangre las tiñe de rojo y se entremezcla con las otras, pero no me importa. Este dolor no es importante, son pequeños mordisquitos que me indican que sigo vivo.

Estoy rodeado por una niebla espesa y oscura, y no se ve el cielo. Además de las rosas del suelo hay árboles dispersos. Sus troncos son oscuros y duros, y no tienen hojas. Extienden los desnudos brazos hacia arriba y suplican por libertad.

No estoy solo, todos mis amigos están aquí abajo conmigo. Todos hablan un único idioma a pesar de sus distintas nacionalidades, pero no me extraña. Ya hace tiempo que nada lo hace.

Cuando estoy con ellos siempre sonrío y bromeo con ellos. Hacemos planes para el fin de semana como si aún estuviésemos en la universidad o en el colegio, o en el campamento de verano; nos presentamos unos a otros y charlamos de música y de películas. Sin decirlo, todos nos hemos puesto de acuerdo para fingir que todo es normal. Es fantástico, pero al mismo tiempo me apena.

De vez en cuando, cuando no lo soporto más, camino. Me alejo de ellos dejando una conversación a medias y me sumerjo en la niebla. En ocasiones pienso en el verano, con sus cielos violeta enfermizos y sin nubes, y los árboles con las hojas de fuego ansiando la lluvia; pero normalmente pienso en mis amigos con tristeza.

Cuando me he alejado lo suficiente libero mis sentimientos y dejo que mis lágrimas corran por las mejillas. El color de mis lágrimas no importa, porque al caer al suelo se volverán rojas. Me siento en el suelo y reposo la cabeza sobre las rodillas y durante horas lo único que hago es lamentarme.

En este mundo soy y dejo de ser yo. En este mundo vuelvo a ser un niño débil que ve el mundo a través de mis ojos. En este mundo siempre estoy desnudo por mucha ropa que lleve puesta y las crueldades siempre hacen brotar mi sangre. No importa lo mucho que corra, lo mucho que huya, porque no hay salida. Es mi infierno particular.

Hay veces que mientras converso con los amigos veo a algún otro acercarse por detrás, resurgiendo de la niebla, con las mejillas rojizas y manchadas de sangre. Sus ojos vacíos se fijan en mí por un segundo antes de perderse en el vacío, y pasan de largo sin saludar. Por un instante se han dado cuenta de dónde están.

Les maldigo por aparecer con esas pintas después de haber llorado, solo para maldecirme a mí mismo cuando estoy solo por pensar así. Vuelvo a estar lejos de cualquier amigo y vuelvo a estar llorando. Por mi culpa todos están aquí, son el recuerdo continuo de mi traición.

Hundo las piernas hasta las rodillas y los brazos hasta los codos en la maraña de zarzas que forma el suelo y gimiendo – y maldiciéndome por mi debilidad y mi culpa – agarro con fuerza los tallos de las rosas y tiro con fuerza. Jadeo y vuelvo a tirar. La piel de las manos se rasguña hasta acabar hecha girones, pero siempre me acabo curando. Por desgracia.

Tiro de nuevo y noto como algunos tallos ceden. La piel de mis manos cede con ellos y grito al cielo. Es un alarido de dolor y desesperanza. Bajo la cabeza hasta el suelo y la hundo bajo las rosas, apretando contra los tallos llenos de pinchos. Duele, pero prefiero este dolor al que siento dentro del pecho. Arrastro la cara de codo a codo y pronto mis mejillas son carne y sangre. El color de mis lágrimas no importa, porque ahora solo soy capaz de llorar sangre.

La niebla forma una espiral oscura en el cielo y le dedico un grito con el aire que me queda en los pulmones. Si pudiera le dedicaría una canción, pero mis cuerdas vocales se desvanecieron tras los primeros minutos y he terminado resignándome a esto. Esto no es vida, es solo sufrimiento. Es mi infierno particular.

Para entrar en este mundo tan solo tengo que cerrar los ojos, pero salir no es tan sencillo como abrirlos. Cuando los abro miro a mi alrededor de otro modo, y el mundo de fuera parece solo una broma absurda del infierno.

Soportar solo esta broma barata sería demasiado doloroso. Por suerte, vuelvo a estar con los mismos amigos que me acompañan en el infierno. Es como atravesar la superficie de un espejo para escapar del sofoco del verano y acabar en la ventisca del invierno, vuelves a asfixiarte de manera ligeramente distinta.

De nuevo en el infierno, estudio con minucioso detalle los rostros de mis amigos. Son ellos, estoy seguro, y con los ojos cerrados murmuro sus nombres en silencio, pero al abrirlos, al despertar, al salir al mundo de fuera soy incapaz de recordarlos. En mi memoria sus rostros carecen de expresión, no tienen cara. Sus ojos, marrones o azules, claros u oscuros, lloran lágrimas de desesperanza y resignación en máscaras rojizas que una vez me sonrieron.


Esta noche acabé de nuevo en este infierno. Por mal que lo pase cuando estoy dentro, quiero volver allí. Todo parece más real allí que aquí fuera, y empiezo a sentir añoranza por caminar bajo las oscuras y delgadas ramas de los árboles, iluminadas por las pocas hojas de fuego que sobreviven en la niebla del invierno.

Allí siempre consigo sonreír.


domingo, 23 de marzo de 2014

Observando estrellas


¿Somos egoístas al desear que la luz de una estrella no se apague nunca?
¿Somos egoístas al desear que su luz nos ilumine a nosotros y a nadie más?

De todas las estrellas que podemos observar en el firmamento, hay una muy preciada para mí. Al observar estrellas en compañía, los ojos de los demás - sus ojos - pasan de largo por encima. Para ellos es una estrella más: si su luz sucumbiese a las penumbras, no temblarían de rabia y de sufrimiento, pero mis fuerzas se desvanecerían.

Lejos de mí y lejos de nadie, rodeada del vacío, oscuro, fría desesperanza, opresión, miedo y muerte. ¿Podría soportarlo yo? ¿Podría volver a soportarlo, solo? No.

Si una noche levantase la vista a las estrellas y no estuviera, ni ahí ni en ninguna parte, y fuera polvo, indistinguible al resto, ¿me quitaría la vida? Su luz no bañaría mi rostro, ni volvería a recordarla.

Si vivo, qué quedaría para mí. La recordaría en momentos de pesar y dolor y pensaría, “¿cómo me sentiría si su luz aún iluminase mis defectos?” “¿Si su luz iluminase mis labios, despertaría mi sonrisa?”. Y temer que, a medida que transcurre el tiempo, fuera olvidándola; y mis recuerdos de su luz se ensombreciesen hasta desaparecer.





¿Soy egoísta?

(Sí, pero no por desear que no se desvanezca, sino al desear que no deje de iluminarme.)

sábado, 15 de marzo de 2014

Recordando sueños


Ya hacen varios días que no consigo soñar nada nítido, o si lo hago no consigo agarrar al recuerdo. Cada vez que me centro en una sensación, en un lugar, en un personaje nuevo con el que he soñado, se empieza a solidificar, pero al quitarle la tapa al boli y clavar la punta en el papel, se vuelve líquido y se me escurre entre los dedos. Puede llegar a ser muy frustrante.

Casi desearía sufrir pesadillas todas las noches y poder recordarlas por las mañanas que no poder plasmar un sueño sobre el papel de nuevo. Casi. Casi porque por mucho que lo piense ahora, por mucho que lo desee, no sería capaz de soportarlo. Cuando despiertas de pronto tras haber notado sus garras apretando y rompiendo en pequeños chasquidos las costillas, sabes que es real, y cualquier pensamiento racional es apartado de lado. Y da igual lo mucho que palpes por debajo de la ropa de dormir, no importa que no sientas ninguna herida; sabes que hace un instante estabas allí y que ahora estás aquí, pero que puedes volver al instante anterior en cuanto cierres los ojos.

Quiero volver a hacer las cosas que recuerdo haber hecho pero que nunca ocurrieron. Quiero rodearme de las personas que conocí y que no han existido. Quiero no olvidar los lugares que he pisado, y que han significado algo para mí. Y lo voy a hacer a vuestro lado.


Bien, antes de comenzar quiero que sepáis que aún no me he decidido si hacer de mis sueños pequeñas historias que irían evolucionando con el tiempo, o emplearlas para otros fines - risa diabólica y malvada - que conoceréis con el tiempo.



Despertar


He estado pensándolo mucho y he decidido reiniciar el blog. La imagen que tenía de él no me convencía mucho, las entradas no definen lo que siento y el blog en sí trasmite un aire de soledad y huele como una casa abandonada que ha desistido a ser habitada.

De modo que voy a empezar de nuevo.

Voy a intentar abrirme más. Mejor dicho, voy a abrirme más. No debo olvidarme de dejar ese intentar fuera de la ecuación,  porque es cuando dudo de si soy capaz o no cuando la semilla del fracaso echa raíces.

El tono y el color iniciales del blog denotaban aburrimiento y neutralidad más que formalidad, de modo que iré cambiándolos a medida que me sienta o piense de manera distinta.

Por último, gracias a todos los que me habéis apoyado y me habéis aconsejado hasta ahora. He conseguido ver las cosas de un modo distinto cada vez, me habéis hecho cambiar cada vez que me sentía triste, y habéis despertado en mí la sonrisa que creí perdida desde hace tiempo.


No he vuelto. He despertado de nuevo.